Los alumnos de EF Academy Oxford vienen de todo el mundo y tienen diversos orígenes culturales, ¿cómo adaptas tus métodos de enseñanza para abordar en el aula una gama diversa de perspectivas y experiencias artísticas?

Doy a los alumnos el protagonismo en el aula y les hago ver que su nivel de contribución y compromiso está directamente relacionado con su nota final. Me abstengo de darles lecciones o listas de cosas que tienen que memorizar, porque en literatura no tiene sentido. Es su interpretación, su comprensión, sus reflexiones, los vínculos que establezcan entre los textos lo que les llevará a producir su mejor trabajo. Suelo dar más importancia a las destrezas que al contenido, ya que las destrezas son eternas e infinitamente adaptables a todo tipo de contextos.

Hago muchas preguntas y ellos elaboran sus propias respuestas, su propio contenido, dejando que su personalidad influya en sus respuestas. También me centro en tareas creativas como crear un perfil de Instagram de un personaje de un libro, crear un anuncio para un determinado público o imaginar un final alternativo para un libro. Este tipo de tareas permite a los estudiantes divertirse y tener un alto grado de aportación personal. También me permite comprobar la profundidad de su comprensión.

Una clase en la que la diversidad cultural la hace aún más interesante es la de Teoría del Conocimiento (TOK). En TOK evaluamos cómo sabemos las cosas y reflexionamos sobre cuestiones e implicaciones planteadas por noticias o dilemas éticos. Lo que más me gusta en TOK es cuando los estudiantes que tenían un punto de vista fijo se ven confrontados a otras perspectivas de estudiantes de un país diferente y de repente se dan cuenta de que las respuestas no son tan fáciles como habían pensado. Esto es el pensamiento crítico tomando forma y sería más desafiante si todos los estudiantes tuvieran el mismo país y la misma formación.

¿Qué es lo mejor de tu trabajo?

Hay tres cosas. Primero los estudiantes, especialmente para ver cómo prosperan en un período de tiempo relativamente corto. Independientemente de las notas, los estudiantes están en un viaje y es un placer observar cómo maduran, cómo adquieren habilidades para la vida, cómo se enfrentan a los retos, cómo desarrollan su personalidad. Como el tamaño de nuestras clases es pequeño, se desarrolla una relación entre el profesor y los alumnos, y conocerlos es un privilegio que no tendría en una escuela más grande.

También disfruto de la flexibilidad que tengo como profesora para adaptar una asignatura a una clase concreta. Si una clase no quiere trabajar con un libro, le doy otra opción, o si creo que pueden hacer un libro más difícil que el que tenía en mente, lo hago. Como directora de Lengua y Literatura, me gusta dar la misma flexibilidad a mis compañeros. Enseñar los libros, los textos y los temas que queremos trabajar es lo que nos hace a todos mejores profesores, y me alegra formar parte de un equipo fantástico en ese sentido.

Por último, una de las mejores cosas es el club extraescolar de charlas TED que dirijo cada semana. En este club, es fantástico ver a los estudiantes encontrar lo que les apasiona y desarrollarlo en una charla TED. Incluso los que al final no van a dar una charla pública se benefician de ello, y puedo ver una faceta de los estudiantes que no veo en el aula.

¿Cuál es la parte más difícil de tu trabajo?

Mi mayor reto es encontrar libros y material que sean atractivos y relevantes para los estudiantes en un mundo en el que los nuevos modos de lectura se están apoderando de lo que yo conocía como norma. Me debato entre conseguir que una clase descubra las muchas joyas del mundo literario y cuestionar su importancia. Mi formación se basa en el análisis de la literatura de forma canónica, pero con los estudiantes, analizar Banksy, novelas gráficas o vídeos funciona mucho mejor y es una dirección que quiero explorar más. Estamos en una época en la que se cuestionan los métodos tradicionales de enseñanza y yo soy partidaria de adoptar lo nuevo. Me encantaría que, antes de jubilarme, los estudiantes tuvieran la oportunidad de elegir el tipo de examen que más les convenga, en lugar del eterno examen de redacción en el que insisten las juntas examinadoras.

¿Tienes algún libro o género favorito para enseñar en tus clases de literatura? ¿Por qué son interesantes para enseñar?

Me gusta enseñar teatro porque es fácil darle vida en clase pidiendo a los alumnos que lean las distintas partes. Macbeth es una de mis obras favoritas desde hace mucho tiempo y sigue siendo muy relevante para el mundo moderno si cambiamos las brujas por, por ejemplo, las redes sociales. También me gusta enseñar distopías, ya que cuentan muchas verdades sobre nuestra sociedad. The Handmaid's tale es especialmente atractiva porque Atwood no inventó nada de lo que ocurre en el libro, inspirándose en diversas normas totalitarias que los seres humanos impusieron en su día a otros seres humanos. Intento elegir temas que puedan interesar a los adolescentes, como la injusticia, la representación de la mujer o el mundo laboral, y también estoy abierta a sus sugerencias.

En tu opinión, ¿qué es lo que hace especial a EF Academy Oxford y a su comunidad?

Sin duda, la calidad de las relaciones que se dan dentro de la comunidad escolar. Es una escuela pequeña con un ambiente familiar. Todos los miembros del personal, tanto académico como residencial, hasta el subdirector y el director del colegio fomentan las relaciones positivas con los alumnos. Otra cosa es, por supuesto, la inmensa variedad de orígenes culturales dentro de la escuela. Descubrir la gran diversidad de prácticas culturales e ideas que hay en el mundo es siempre una lección de humildad y un cambio de perspectiva. Celebramos una feria cultural anual para destacar algunas de estas prácticas, pero lo que hace especial a EF Academy es que es una constante feria cultural durante todo el año.